La gente del taller

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martes, 25 de enero de 2011

Tecnología educativa y sostenibilidad

En relación con el próximo número de "Al vuelo", hemos pensado que podríamos abrir un nuevo tema de debate relacionado con la tecnología y la sostenibilidad (que es el tema monográfico alrededor del que girará nuestra revista).

Se abre, pues, una nueva serie de intervenciones para compartir inquietudes al respecto.

La primera imagen que se me viene a la mente es la del cuarto al lado de la sala de profesores llena de pantallas, ordenadores pasados de moda, cables, discos, que no sabemos muy bien dónde van a ir a parar.

Saludos.

Juanmanuel.

8 comentarios:

  1. Juanma yo he tenido otra imagen que me parece previa a la que has tenido tu, es la foto fija del Taller de NNTT (como se llamaba hasta ayer)del MCEP hablando siempre, es un decir, de lo último, del último programa, de la última máquina (lo anterior tenía ya más de 6 meses...). Claro está que esto dejaba fuera de juego (como los trastos de los que hablas en tu imagen) a una buena parte de asistentes y asistentas.
    Sí, si es importante tu reflexión, y si no que se lo digan a las gentes de Ghana o tierras simulares, sobre todo por lo que supone de la necesidad de "parar", de hacer un receso para poder continuar con las ideas algo más claras, aunque con ello nos digan que hemos perdido el tren. ¡Pero si algunas gentes no hemos cogido todavía la diligencia...!
    Salud
    Enrique

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  2. Hoy en El País Vicent escribe una cosa que si la hubiera leído ayer, me hubiera ahorrado mi comentario...
    http://www.elpais.com/articulo/ultima/oca/elpepuopi/20110130elpepiult_1/Tes
    Ese es el enlace.
    Salud
    Enrique

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  3. Desde luego que al artículo viene estupendamente para lo que estamos discutiendo. Inicialmente pensé que el artículo iba en una dirección contraria, pero lo del ahorro es porque piensas que el periodista lo escribe mejor.
    Me gusta también la referencia cartesiana: resulta que acabamos de leer en clase la Tercera Meditación de Descartes, y está todo el rato hablando de Dios, del infinito, de lo sublime que es "meditar" sobre estos asuntos... Ya nadie se acuerda de estas disquisiciones sobre lo humano y lo divino de nuestro padre Descartes. Lo que parece que queda de él, es lo que tiene relación con la cibernética y la tecnología, que son los reinos e imperios que ahora priman en tantos ámbitos, incluido por supuesto el educativo.
    Me quedo no con el Descartes puramente geómetra, sino con el Descartes meditativo de los grandes enigmas del ser humano.

    Juanma.

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  4. Es un hecho indiscutible que los problemas medio-ambientales están en la primera línea de discusión en cualquier foro de debate y que inevitablemente se relacionan con el grado de desarrollo que las sociedades del Primer Mundo han alcanzado a costa, casi siempre, de dar la espalda a los condicionantes biológicos en los que se desarrolla con normalidad la vida humana. Parece que hemos pasado la etapa de la toma de conciencia del problema sin dar el siguiente paso.
    La solución a los problemas ecológicos no puede consistir en remedios parciales que permitan la expoliación y la continuación de una forma abusiva de industrialización, en pro de una idea discutible de progreso y bienestar.

    Con Nicolás M. Sosa (Etica ecológica, Libertarias/Prodhufi, Madrid, 1990), y a partir de autores como E. Morin se puede decir que la “conciencia ecológica conlleva un replanteamiento no sólo de las relaciones del hombre con el medio natural y físico, sino con el medio humano, es decir, también del hombre con el hombre” . El concepto de Ecología social supone entender que el entorno natural, los objetos-artefactos de la civilización y el conjunto de fenómenos de la sociedad constituyen, todos, un medio para los individuos, los grupos y las instituciones (y, por tanto, no un fin). Un medio que comprende a los otros medios: el medio natural, el medio técnico y el medio social.

    Otra obra más cercana sobre este problemática es la de U. Beck, Políticas ecológicas en la edad del riesgo (Editada en Barcelona en 1998 por El Rouve Editorial), que se ocupa de la relación existente entre los problemas ecológicos y la tecnología. La intuición fundamental sobre la que reflexiona es la que se refiere a la preocupación que nos ocupa a todos por lo natural y la naturaleza, ahora que hemos llegado a un mundo en el que “muy pocas cosas siguen siendo naturales”.

    Juanma.

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  5. Insisto: lo primero que se nos viene a la cabeza cuando hablamos de sostenibilidad es la referencia a la naturaleza, al asunto ecológico, al mundo como viable o no.

    Pero hay otro sentido de sostenibilidad que me parece que puede ser relevante para comentarlo aquí: la sostenibilidad de lo humano frente a la amenaza (¿?) de la omnipresencia de lo tecnológico. No quiero volver al debate de los defensores y los detractores de la tecnología (¿o tal vez sí quiero?), pero casi siempre que pensamos en cómo está cambiando el mundo y qué consecuencias está eso teniendo sobre el ser humano a consecuencia de la tecnología, nos entra un momento de terror ante el vacío que nos propone un futuro lleno de máquinas.

    La ciencia ficción se ha regodeado sin parar en estos planteamientos. Hay una novela romántica de 1861, escrita por Imre Madách, titulada "La tragedia del hombre", que describe la sociedad del futuro caracterizada por ser un lugar donde no hay rosas (no sigo mucho los eventos tipo "campus party" y cosas así, pero veo que se hacen en sitios interiores, llenos de luces de neón, cables y sacos de dormir, pero apenas veo plantas o cosas por el estilo); y no hay rosas porque "son flores que no traen ning´n provecho". En ese mundo la poesía está prohibida, y los libros de Homero sólo los pueden leer los sabios que hayan cumplido los 60 años. A los niños sólo se les habla de ecuaciones y de problemas. Todo lo hacen las máquinas.

    Bueno, parece que realmente me he puesto pesimista, pero insisto en que es una faceta de la sostenibilidad que siempre me gusta tener presente.

    Juanma.
    Y ya está bien por hoy.

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  6. Es cierto lo que decís, es palpable el agobio que produce el consumismo, lo que llaman la obsolescencia programada, los cacharros están programados para durar poco y todo gira en torno al consumir, eso es cierto, mas también lo es que somos emigrantes digitales y las criaturas son nativos. A la escuela tradicional, escolástica, eso le da igual pero nosotros queremos trabajar con la vida y su vida es esa...

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  7. Retomo este debate tan fragmentado y dilatado en el tiempo: es cierto que el mundo en el que viven nuestros alumnos, nuestras alumnas, es digital, está marcado por la imagen, los videos, los twenties y todo eso, pero me parece que nuestra misión es intentar ir un poco por delante para adivinar, sin caer en catastrofismos, cuáles pueden ser las consecuencias que todo esto va a tener en la configuración del mundo que viene.

    He dicho que no quiero ser catastrofista, pero mi afición por la ciencia-ficción me hace inevitable algunas reflexiones: siempre me gustó la idea de un mundo geeneralizado de bienestar gracias a la tecnología, en el que los seres humanos ya no trabajarán y se dedicarán al ocio. Un ser humano que no trabaja, que no se relaciona con la realidad a través del trabajo, quizá acabe siendo un mero consumidor de ocio (bueno, quizá también sea creador de ocio, de cultura). Me inquieta la palabra consumidor, me atrae la palabra creador.

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  8. Voy a añadir otra pequeña referencia sobre ciencia ficción (todas las que aquí aparecen están tomadas de Yuli KAGARLITSKI, ¿Qué es la ciencia-ficción?. Editorial Labor, Barcelona 1977, un libro escrito en la onda comunista (quizá ahora mnismo esté un poco demodé).

    Andy Lewis, en "Vuelve conmigo lo antes posible" plantea que la automatización ha liberado a los hombres de la necesidad de trabajar y están sumidos en una era de ocio. Ya no hay hombres sino “consumidores”. Para entretenerse hacen fábricas con las paredes de cristal para ver cómo las máquinas trabajan; hasta que se aburren y destrozan las máquinas. Alguien tiene la idea de trabajar en algo para que haya alguna tarea que hacer, pero luego las máquinas deben rehacer lo que no está bien hecho. Así surgen dos tipos de producción: una abierta, inútil, y otra secreta pero real.

    Y algo más dramático: Phol y Kormbluth,en "El abogado gladiador" (1955), presenta a un hombre al que han echado del trabajo que pierde todo, incluso la casa. Pero de forma rápida: La propia casa le expulsa a la calle, sin ayuda de nadie. Las camas se cierran y tiran a las personas al suelo; las luces se apagan, el agua deja de correr; la casa se enfría, las paredes desaparecen; ha sido desenchufado. El precio del bienestar ha sido la libertad.

    Bueno,... y eso que no quería ser apocalíptico.

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